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jueves, 7 de octubre de 2010

Marina y la educación


Hace quizás demasiados años, cuando yo tenía 15 o 16, tuvimos en el colegio un invitado de honor, José Antonio Marina. En aquel entonces, y si la memoria no me falla, presentaba un libro de ética, Ética para naúfragos. Como sabéis, la mayor parte de sus publicaciones están a cargo de la editorial Anagrama. Pero, y sigo con mi cuento, en aquella época no lo leí, aunque su conferencia nos cautivó a todos, y eso que éramos adolescentes inquietos y temibles. Por eso Virginia y yo hemos decidido escribir algo hoy acerca de él; por la fascinación que a ambas (y en distintas épocas de nuestra vida) nos ha producido. Además, este domingo 3 de octubre el periódico La Gaceta le ha hecho una entrevista en donde se pronuncia respecto a la educación y la legislación y sus infinitas contradicciones. Como por ejemplo que a los 16 años no se pueda beber alcohol pero sí abortar. Habla también a favor de la ética en los colegios y en todas partes...es decir, ahora y siempre, educar dando ejemplo. O, mejor aún (y memorable slógan de la Matritense) "socorre enseñando". En El fracaso de la inteligencia a Virginia y a mí nos llamó la atención una cosa que quizás suene a ñoñería propia de mujeres, pero en la que creemos: la bondad y la alegría como elevada forma de vivir. El autor nos recuerda de la mano de los clásicos cómo han sido despreciadas por los intelectuales "atormentados" (no se puede ser feliz sin ser tonto, la bondad es la virtud de los bobos...etc) y las reivindica como expresión (y casi obligación) vital, única, esperanzadora.
Ésa es nuestra reflexión de hoy. Seamos buenos y alegres. No está reñido con nada.

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